Jaime Lorite
Corría el año 1999, cuando aún no tenía demasiado uso de razón, al menos, no el suficiente como para tener aún en mente algunos de los detalles que me gustaría recordar y soy incapaz. El caso es que acababa de salir del colegio. Estaba con mi hermana, viendo la santa tele, cuando de repente sonó el teléfono. Era mi primo. Él, muy listo, le pidió a mi hermana (pese a tener su misma edad) que me pasase a mí el teléfono, pues me iba a decir "algo". Yo era una criatura manipulable, y él sabía que cualquier pregunta tendría un sí por respuesta. El caso es que lo que me dijo fue que tenía tres entradas para "La Amenaza Fantasma". El día del estreno. "La Amenaza Fantasma" era, por aquella época, para mí, esa que anunciaban tanto en la tele, que tenía tantos efectos especiales, y en la que salía un bonito bicho de nombre Jar Jar Binks. Todo lo que vino a continuación fue el proceso para convencer a madre y herm.ana. Finalmente, me salió la jugada redonda y vimos la película. Durante un tramo de la proyección vi cómo mi hermana entrecerraba los ojos y mi primo miraba la hora con pasmosa frecuencia. ¿Por qué? Era un peliculón, y me estaba encantando (supongo que me gustó por ser, en efecto, la más infantil de la saga). Fin de la película. Mis acompañantes se estiraron en su asiento todo cuanto pudieron, y volvimos a casa. Recuerdo cómo mi hermana le narraba a mi madre lo mucho que se había aburrido, mientras que yo, por mi parte, me tiraba al sofá para ver la tele. Lo que desconocía es que, desde ese momento, mi vida cambiaría. En las noticias hablaban de "La Amenaza Fantasma": ¡bien! El caso es que explicaban que el niño rubio protagonista, Anakin Skywalker, sería en un futuro no muy lejano el villano de la escafandra, Darth Vader. ¡¡¡¡¡Agggghhhhh!!!! ¡No podía ser! Obviamente, desconocía esa información, y, desde ese momento, mi infancia ya no sería lo mismo. Desde entonces, no me atreví a volver a mirar un solo poster en el que apareciese Anakin de joven. Traumas.