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Helados Galácticos

Jaime Lorite

Corría el año 1999, cuando aún no tenía demasiado uso de razón, al menos, no el suficiente como para tener aún en mente algunos de los detalles que me gustaría recordar y soy incapaz. El caso es que acababa de salir del colegio. Estaba con mi hermana, viendo la santa tele, cuando de repente sonó el teléfono. Era mi primo. Él, muy listo, le pidió a mi hermana (pese a tener su misma edad) que me pasase a mí el teléfono, pues me iba a decir "algo". Yo era una criatura manipulable, y él sabía que cualquier pregunta tendría un sí por respuesta. El caso es que lo que me dijo fue que tenía tres entradas para "La Amenaza Fantasma". El día del estreno. "La Amenaza Fantasma" era, por aquella época, para mí, esa que anunciaban tanto en la tele, que tenía tantos efectos especiales, y en la que salía un bonito bicho de nombre Jar Jar Binks. Todo lo que vino a continuación fue el proceso para convencer a madre y herm.ana. Finalmente, me salió la jugada redonda y vimos la película. Durante un tramo de la proyección vi cómo mi hermana entrecerraba los ojos y mi primo miraba la hora con pasmosa frecuencia. ¿Por qué? Era un peliculón, y me estaba encantando (supongo que me gustó por ser, en efecto, la más infantil de la saga). Fin de la película. Mis acompañantes se estiraron en su asiento todo cuanto pudieron, y volvimos a casa. Recuerdo cómo mi hermana le narraba a mi madre lo mucho que se había aburrido, mientras que yo, por mi parte, me tiraba al sofá para ver la tele. Lo que desconocía es que, desde ese momento, mi vida cambiaría. En las noticias hablaban de "La Amenaza Fantasma": ¡bien! El caso es que explicaban que el niño rubio protagonista, Anakin Skywalker, sería en un futuro no muy lejano el villano de la escafandra, Darth Vader. ¡¡¡¡¡Agggghhhhh!!!! ¡No podía ser! Obviamente, desconocía esa información, y, desde ese momento, mi infancia ya no sería lo mismo. Desde entonces, no me atreví a volver a mirar un solo poster en el que apareciese Anakin de joven. Traumas.

 

- Jaime Lorite

Rubén Lardín

Mi primer recuerdo de La guerra de las galaxias (nada de Star Wars) es la imagen de mi hermano Dani llorando a moco tendido en el cine, aterrorizado por la respiración de Darth Vader, y la de mi abuelo, que nos había llevado a verla, refunfuñando por tener que salirse de la sala con el chaval.

El segundo, traumático, es cuando una tarde (no sé a qué edad pero quizás con los huevos negros) llegué a casa y había desaparecido la nave del cazarecompensas de la estantería. Mi madre creyó que yo había crecido y se la regaló a un vecinito. La mujer no entendió mi desolación. Creo que en aquel instante tomé conciencia de lo de crecer, algo en lo que jamás había pensado y a lo que (recuerdo aquél como el punto de giro, si es que lo hubo) me negaría para siempre.

- Rubén Lardín

Morri

Para situarnos en la inicial Guerra de la Galaxias, la llamada Una nueva esperanza (A new hope), tenemos que hacer un viaje del tiempo y colocarnos en el año 1977, año de estreno de la película Star Wars en EEUU. Vosotros poneros un momento en la piel de aquellas personas que iban a ver la película por primera vez, si es que no eres un treintañero largo y ya estuviste en el cine en su momento claro. Imaginad vuestra entrada en el cine, imaginad por un momento, que llegais con el tiempo justo, con un cartón de palomitas pequeño (que en realidad es grandioso, pero este es otro tema) en una mano y un bote de Coca Cola en la otra. Vais cogiendo sitio gracias al acomodador y os sentais. Mirais a la pantalla y... ¿Qué veis?

- Javier Morilla / Morri

 

Dussander

Debido a mi edad (17 añitos, gu gu ta ta), la primera peli de STAR WARS que vi fue el episodio 1 (una semana después vi por primera vez la trilogía antigua). Y si bien a mis ocho añitos (¡dios, tanto tiempo ha pasado!) me quedé hipnotizado ante tanta nave, tanto marciano y tanta Fuerza, lo que recordaré toda mi vida fue a Darth Maul sacando el sable láser y dando pal pelo a Obi y a Jinn.
Fue la primera espada a sable láser que vi. Vosotros ya sabréis lo que sentí. Ese es mi mejor recuerdo de STAR WARS.

- Dussander

John Tones

1986, estrenado en los cines El Retorno del Jedi, corttycoles, moto-jet de regalo con figurita incluida. Mi primer recuerdo consciente de Star Wars no es ninguna película, que recuerdo ir a ver y no entender nada, sino horas jugando con una desviación, una moto jet oficial pilotada por un airgamboy, que era el único al que le entraban las piernas en el vehículo. Desde entonces he odiado la saga galáctica de Lucas porque el resto de los airgamboys, con sus trabuquitos de plástico y sus revólveres minúsculos, resultaban fácilmente derrotados por su compañero el piloto galáctico. El desequilibrio se impuso en mi colección de muñecos, las batallas comenzaron a ser ultracortas y ultraviolentas y odié a Lucas por ello. Y hasta hoy.

- John Tones

Ike Janacek

Mi primer recuerdo fue una foto en el semanario Lecturas: "Se rueda en Túnez Guerras Estelares", donde a duras penas se distinguía a Skywalker y un simio gigante que luego resultó ser Chewbacca.De niño estaba obsesionado con "Planet Of The Apes". Hacía figuritas de plastilina de los simios, a centenares, y tras ver aquellas fotos hice a uno con nave espacial hecha de Lego, la comandaba Chewie y le acompañaban Luke y unos soldados imperiales . Contaba los días para ver la película aún sin saber de qué iba aquello.Cuando por televisión vi a los dos robots en el Festival de cine de San Sebastián y unas imágenes del comienzo casi me orino encima. Por cierto, a R2D2 lo nombraban como "Arturito". La imaginación se me disparó como nunca, pero lo mejor de todo es que al verla en el cine aún resultaba mejor de lo esperado.

Son recuerdos asombrosamente nítidos. Hasta el olor del cine parecía mágico.

- Ike Janacek

Javier Castro

1997. Las tiendas de juguetes están llenas de muñecos de Star Wars, por culpa de aquel reestreno con efectos especiales nuevos. Cuando me fijo en uno de ellos le digo a mi padre algo así como "Qué espada más rara..." y él me contesta que es una espada láser. Una espada láser... ¡vaya! Ese mismo día (lo recuerdo como algo inmediato, aunque a lo mejor pasó más tiempo) nos lleva a mi y a mi hermano a verla y... bueno, ¡hasta hoy!

- Javier Castro

Mayu Velasco

A Perú las películas llegaban siempre tarde. Es así que ET llegó en el 84 y la guerra de las galaxias debió llegar más o menos por 1980. Antes de eso llegaron los juguetes, muñecos y naves espaciales, y de solo verlos en las vitrinas de las tiendas me sorprendía lo revolucionaria de su forma y la capacidad de mover las extremidades, no como mis viejos soldados de plomo. Intenté a cada instante chantajear a mi madre  para que me comprara un muñeco de la guerra de las galaxias pero nunca lo logré, no había motivo posible, ni cumpleaños, ni navidad, ni nada. Hasta que un día me tocaba ir al dentista, y mientras mi madre me jalaba del brazo pensé lo maravillosa que sería la vida si me quedaba en casa jugando con un tal Luke Skywalker. Es así que mi madre me compraría un muñeco de la guerra de las galaxias cada vez que iba al dentista y así logré coleccionar unos 28. Varios años después iría al cine a ver el Imperio Contra Ataca, y me preguntaba ¿quién es taca? Y cuando vi a Darth Vader, un gigante de 10 metros, en la pantalla fue de lo más terrorífico que había presenciado en mi vida. Nunca tuve un muñeco de Darth Vader, quién sabe, tal vez así se le habría perdido el miedo.

- Mayu Velasco

Lord Absence

EL VENENO DE 1977 

1977. El año del punk, de las naziploitations clasificadas “S”... y de La Guerra de las Galaxias. Mayo de 1977. Sábado o domingo. Restaurante Masia Segarrull. Olérdola. Penedés. Los adultos inician la sobremesa. Fuman puros y beben carajillos de ron. Los niños corren por el local, molestando, como es su obligación. Un ente ausente de 11 años de edad se detiene ante el televisor. Un televisor situado frente a la barra, en lugar elevado, con el volumen bajo. Intrigantes imágenes parpadean. Unos robots, unos vehículos sin ruedas avanzando por una ciudad del desierto. Noviembre de 1977. Lunes. Patio del colegio. Un par de niños comentan lo que parece la experiencia cinematográfica de sus vidas. Sus ojos emocionados contrastan con los de envidia del ente ausente que les escucha, por aquel entonces acostumbrado a verlo absolutamente todo, mayores de 18 años inclusive, sin problemas. Seis o siete películas a la semana. Por algo su abuelo es propietario de cines. Pero cines de fuera de Barcelona. Doble sesión y una curiosa ordenanza que impide a esos pueblos dormitorio proyectar películas de estreno en la capital de provincia. Afortunadamente sus tíos, aficionados a la ciencia ficción, ya lo tenían todo previsto. Miércoles de esa misma semana, en un cine abarrotado el ente ausente se ausenta definitivamente. Dos horas que pasan en un plis plás, llenas de emoción y, ostras, es aquello que vio en una tele de un perdido restaurante del Penedés. El regreso a la maravilla se repite una y otra vez. Visionando y memorizando. Leyendo los tebeos. Leyendo la adaptación novelada. Descubriendo que en esos papeles hay unos diálogos entre pilotos que no aparecen en el filme. ¿Qué ha sucedido? Y estirado en el suelo de su habitación pasa mil y una veces las páginas del libro oficial de la película, que además, al final, incluye fotos de robots en blanco y negro. Robbie, Maria, Hal. Ese es su pasaje favorito y aunque breve no se cansa de mirar, como no se cansa de mirar sus ejemplares de Famosos Monstruos del Cine. Además, las salas de cine se llenan de rayos láser y naves espaciales. El cine, por fin, alcanza para el ente ausente un sentido de la maravilla absoluto que sólo encontraba en tebeos y, a veces, en la tele. El ente ausente, de doce años, intuye e incluso afirma en público que en su vida hay un antes y un después a 1977.  29 de septiembre de 1980. Cuatro de la tarde. Un ente ausente de 14 años lleva a su hermano de 9 al primer pase de El Imperio contraataca. No está dispuesto a que alguien comente en el patio nada que no haya visto ya. El veneno se inocula en el hermano del ente ausente, se desarrolla y se expande. Abril de 2007. Un pequeño ente ausente que aún no ha cumplido los tres años de edad juega en el sofá con una vieja X-Wing de hace más de veinte años mientras los rebeldes inician el ataque a la Estrella de la Muerte. ¿Qué quieres ser de mayor? Papi, quiero ser conductor de nave espacial. El veneno. De nuevo.

- Lord Absence

Alvy Singer

Protons packs: Un breve episodio 1 de mi historia starwarsera

En el patio del colegio, y no en la ficción, se disputaban los combates del siglo. Terminator vencía a Robocop con rayos de protones e inmediatamente un legendario piloto sacaba su maldito sable jedi. Maldita sea, nunca sabré si era un sable láser, una pistola láser o una de esas varitas-láser que aparecían en Willow. Eran imágenes fugaces: pistolas, combates, duelos, espadas. Tampoco importa. Yo creo que la verdad, la historia, llega en 1997 con esa unglorious reedition (para muchos) de la saga digital de Lucas, a dos años del primer episodio y el rebeginning. Yo tenía nueve años y la madre de un amigo nos llevó a verla. Resulta curioso que el tipo, al año fue cuando descubrió su fuerza y en la actualidad es un reconocido starwarsófilo total que recita diálogos tranquilamente con el que vi, precisamente, el episodio anterior al que vimos aquél día. Cuando yo salí del cine habían nacido las imágenes perdurables: ¡gusanos! ¡paredes que se cierran! ¡princesas cursis! ¡darth vader! ¡sables de yedai! La grandeza de Lucas no está, al menos desde la memoir puramente sentimental, ni en la mixtura genérica ni en la saga épica: está en su capacidad para crear, en primera instancia, LA. AVENTURA. Sumergirle a uno en esa vertiginosa sensación de estar viajando y entrando en ese lugar sagrado y definitivo. Luego, Lucas consigue todo lo demás. Y no es poco, para nada, porqué al cabo de tres meses descubrí LA. VIDA. Pero antes de llegar a ese punto, al punto del gélido imperio contrataacante, tenemos que arrancar y empezar desde cero. Y Una nueva esperanza es una forma de empezar el camino. Hay más, claro y habrá, seguramente, nuevas en el futuro.

- Alvy Singer

Rafa Aguilar

Tengo 32 años y la primera de la saga que ví fue "El imperio contraataca". Como siempre que íbamos al cine, yo obligué a mi madre y a mi hermana a ir a ver esa película. Fue en un cine cerca de mi casa, de los de antes, que ahora es un tablao flamenco Con unos cinco o seis años me planté en el cine. Ni que decir tiene que mi madre y mi hermana salieron protestando de la película, pero yo siempre me acordaré de la escena en la que congelan a Han Solo. Claro, a esa edad no sabía que era la segunda película de una trilogía por lo que quedé un poco planchado al acabar.La tercera parte la ví en un cine de verano y la primera en la tele.Cuando reestrenaron las películas en el cine, allá por el 96-97 creo recordar, fui a verlas también (menos "El retorno del Jedi") pero nada se podrá comparar a la imagen grabada tantos años atrás de Han Solo congelado...

- Rafa Aguilar

Suda Sánchez

Recuerdo perfectamente mi primer contacto con La Fuerza. Debía tener unos seis años. Por aquella época, mi pasatiempo matutino preferido para los sábados era devorar galletas de chocolate tumbado en la cama mientras releía los tebeos setenteros que mis padres recopilaban entre los vecinos , revistas que heredaba de sus hijos, que ya "se habían hecho mayores", y había de todo: Mortadelos, Pulgarcitos, Conans e incluso algún Lily, un tebeo para jovencitas que incluía desde dramones románticos que no alcanzaba a entender hasta fotonovelas en blanco y negro. Precisamente por eso lo recuerdo, ¿qué coño pintaba en esa revista un anuncio de juguetes PARA CHICOS? Robots, naves espaciales, y una especie de oso con cartucheras. Imagino que la revista databa de la época de la revolución Star Wars y el merchandising inundó las publicaciones para jóvenes de ciudad.

Algo más tarde, identifiqué algo del espíritu Star Wars en una serie de televisión que un tío de mi padre grababa de televisión con su flamante vídeo beta de dos toneladas de peso. Había rayos láser, robots sospechosamente parecidos a aquellas figuritas y naves primas hermanas de las que aparecían en el anuncio. Ahora sé que se trataba de GALACTICA.

Mi primer visionado de Una Nueva Esperanza fue más tarde todavía. Otro afortunado "vecino con vídeo" (podían contarse con los dedos de una mano) tenía una cinta con la leyenda LA GUERRA DE LAS GALAXIAS garabateada en la carcasa. Le pedí verla, y entusiasmado, se ofreció a servirme de guía. Calculo que tardamos 40 minutos en verla. Saltábamos de batalla aerospacial a intervención de Vader; de chistes de robots a esgrima láser sirviéndonos del fast forward, ahorrándonos TODO LO DEMÁS.

Todo lo demás vino después, todo lo que hace apetecible en cualquier momento pasar un rato en una galaxia muy lejana. No soy un fanático de Lucas y su universo, pero cuando escucho la legendaria partitura de Williams las tripas me piden una ración de aventura, y Star Wars es una de las mayores aventuras jamás contada.

- Suda Sánchez

Andrés HH

La primera película de Star Wars que vi de pequeño fue El Retorno del Jedi. Justo antes de verla alguien me contó que al final Darth Vader se quitaba el casco y tenía la cara completamente desfigurada. Estuve toda la película muerto de miedo, temiendo ese momento.

Algunos años más tarde llevé a mi hermano pequeño a verla al cine de verano de nuestro pueblo. Me acordaba de aquello, pero no le conté nada para no asustarlo. Tampoco hizo falta: tuve que sacarlo de allí a los pocos minutos, acojonado por culpa de Bib Fortuna.

Así que El Retorno del Jedi es una especie de maldición familiar (y mi favorita de toda la saga).

- Harmony House

Adrián Daine

A mí, en el fondo, George Lucas no me cae mal por todo lo que destrozó en la Nueva Trilogía. Lo que en realidad me hace desearle la muerte es la pésima manera en que trata a Chewbacca desde el Episodio IV.El primer personaje en caerme bien fue Chewbacca, porque todo el mundo fingía quererle cuando en realidad pasaban de él como de la mierda. Piénsenlo: además de pertenecer a una raza esclavizada por el Imperio, el que fuera una gran personalidad entre los suyos (que conoció a Yoda y todo, leches, y nadie se interesó nunca por su vida) acaba a las órdenes de un mercenario chuloputas que además lo maltrata psicológicamente; porque no era culpa de Chewie que el Halcón Milenario se estropease siempre en los peores momentos, pero aún así se llevaba las peores broncas. Por no mencionar que no le entendía nadie más que su jefe. Si eso no es pasarlas putas, ya me dirán ustedes.Lo peor de todo es que él, en el fondo, era un buen wookie. Y así le iba. Otro hubiera desmembrado a Han Solo, o se habría ido a conocer chatis por la Ciudad de las Nubes en vez de pasarse todo el rato buscando a C3PO y cargando con sus extremidades por toda la película. Él, que se preocupaba tanto por los demás, que le tocó dos veces el papel de falso prisionero -¿le dejaron hacer de cazarrecompensas o soldado imperial? ¡No, él no era lo suficientemente bueno para eso!- para salvar a los colegas, ¿recibió alguna vez las gracias por todo lo que hizo? ¡Jamás!Para más INRI, no lo querían ni sus enemigos. Todo el mundo perseguía a Luke, a Han, a Leia, y hasta a los droides, pero a él le podían ir dando morcilla. Tanto era así, que cuando se lo ofrecen a Jabba el Hutt éste no da ni dos duros por él. La parte más dura, sin embargo, fue la de los ewoks. Joder, que él también era peludo y sabía ronronear, y tenía armas cutres (todo el mundo con sables láser y blasters superchulos y a él le toca la mierda de ballestita láser), pero noooo, todo el mundo a hacerles mimitos a esas asquerosas bolas de pelo. En fin, que tanta bola con la Nueva Trilogía, con cerrar círculos y cabos sueltos y demás zarandajas, y treinta años después Chewbacca sigue sin ser reivindicado como Dios manda. ¿No es de vergüenza?

- Adrián Daine

REFO

Es uno de los recuerdos más sólidos de mi infancia. No vi en cine el ‘Star Wars’ primigenio porque apenas tenía dos años. Pero llegué a tiempo para ver en cine ‘El Imperio Contraataca’. Año 1980. Cines Bretón. Salamanca. Asistí rodeado de mis primos en una de aquellas tardes especiales de cine familiar. Llegamos tarde, como siempre. Y nos tocó palco. Las sillas estaban avejentadas por el paso del tiempo. Eran incómodas, pero extrañamente cómplices de los sueños de toda una generación que pasó su trasero por su madera, confidente de pecados y delator de obsesiones cinematográficas. Recuerdo haberme sentado y no poder ver en su amplitud la lona de aquel cine clásico hoy desaparecido. Era demasiado pequeño. Miraba a mis primos disfrutar atónitos de lo que acontecía en pantalla. Así que me levanté y me arrimé al balcón, levantando mi mirada a la amplitud del patio de butacas. Y así vi la película. De pie, aferrado con las manos al balcón, descubriendo un cine imprevisible, un espectáculo de sensaciones, absorto ante aquellos efectos especiales nunca vistos hasta el momento, asimilando todo un género multidisciplinario de tan amplio nivel popular. Absorbido por aquella experiencia dentro de la sociedad galáctica, ‘Star Wars’ irrumpió en mi vida de tal manera como lo hizo en la iconografía cinematográfica colectiva, pasando a ser una auténtica y genuina seña de identidad generacional que formaría parte de la cultura popular. Más allá del ulterior embeleso, de las figuras y juguetes con los que jugar, de la obsesión, del ‘frikismo’ anticipatorio, hubo una imagen que me impactó como nunca antes algo lo había hecho; se trata del momento en que vi por primera vez a Darth Vader, el Mal absoluto, el icono más emblemático de la Saga… Más allá de mi incapacidad por entender toda esa confluencia de aquellos géneros que estaba empezando a descubrir por entonces; el ‘western’, el cine bélico, los cómics, la ciencia ficción, el cine de aventuras… sobresalió el siniestro casco negro de Lord Vader  y su alegoría perfecta del Lado Oscuro de la Fuerza. Tras aquella proyección, nada volvió a ser lo mismo. La diversión, la espectacularidad visual, la infancia posteriormente perdida, la lucha entre el Imperio del Mal y los Jedis habían llegado a mi vida para permanecer por siempre en mi memoria, en mis recuerdos, en mis preferencias, en mis influencias... Por eso, treinta años después, le doy las gracias a George Lucas por establecer un punto de referencia, por hacer soñar a aquella generación y a todas las venideras. Felicidades por tres décadas de magia y evocaciones.

- Miguel Ángel Refoyo / REFO

Doctor Zito

- Hijo, ya sabes que se ha estropeado el coche. Hay que cambiarle el motor entero. Va a costar mucho dinero arreglarlo. Tu padre lo necesita, así que este año no podremos hacerte regalos por tu cumple. Lo siento.
- Pero habrá fiesta?
- Si hijo, no te preocupes, tendrás tu fiesta - mi madre me sonríe, me acaricia el pelo y todo lo demás ya no importa.
Llega el día. Mis padres se levantan como de costumbre una hora antes que yo. Les oigo trastear por la casa. Siempre nos despiertan justo antes de salir para ir a trabajar. Mi madre entra en mi habitación, tiro del hilito, enciendo la luz.
- Bueno, un regalito pequeño no te podía faltar.
Me besa y deja algo al lado de la cama. Me desperezo, estoy muy dormido. Me levanto para alcanzarlo. Es una figura oscura, entre un plástico y un cartón, del tamaño de la palma de mi mano. Tiene una capa negra y un sable láser de color naranja fosforito.
- Gracias, mamá!


La abrazo con todas mis fuerzas. Son las siete y cincuenta y ocho minutos, hora exacta.

- Doctor Zito

EKI

Mis primeros recuerdos de Star Wars se remontan a una epoca en la que el VHS mas accesible lo tenia mi tia de Francia y, por consiguiente, lo que veia no era La Guerra de las Galaxias sino "La Guerre des Etoiles". Es curioso como los franceses pronunciaban bien en esa epoca, diciendo gidai cuando se escribia jedi, liuk skaywolker, etc... y ahora no son capaces de pronunciar bien ni el nombre de Tom Hanks (Tom Angs para ellos). Me desvio... recuerdo que cuando era pequeño no era capaz de recordar en que pelicula sucedia que, pero si que recuerdo que me encantaba la llegada al palacio de Jabba y salian esos orcos, y me encantaba tambien cuando los ewoks le tiraban los troncos a ese AT/ST que se desequilibraba a lo dibujos animados y acababa en el suelo, y alucinaba cuando le caian 2 troncos a otro y lo chafaban. Me parecia muy triste que wicket muriese y dagobah era un sitio muy tetrico. Mas de 20 años despues siguen erizandoseme los pelos del brazo cuando luke lanza su disparo contra la Estrella de la Muerte (Etoile de la Mort).

Mas adelante, recuerdo pases de sabado y domingo de sobremesa en la autonomica TV3 y tambien algunos que otros en Tele 5 hace mucho mucho tiempo, pero esos me pillaron mas mayorcito y se trataba de escribir un poco sobre los primeros recuerdos, asi que lo dejare aqui.

- Christian Ekiza / EKI

Jonatan Sark

¿Recuerdas la primera vez que te cruzaste con Star Wars?  

Yo, no. 

Francamente, ¿cómo podría recordarlo?  

Sí, vale, el cine. Como si cada vez que fuerais al cine tuvierais una revelación, con lo complicado que es reacordar algo más de la estafa del precio de las entradas. Pero, a lo que iba, tuve y estuve de espectador de muchas… cosas. Y, francamente, recuerdo mejor la sesión doble de Duro de Matar / Gremlins II que nada relacionado con Star Wars. Y eso contando con que fui a ver aquella cosa de los Ewoks.  

Porque España ha sido tierra sembrada, o abonada, para “la saga”. Por eso los juguetes de los ATs y todo el mercha que tuvimos,  los cómics e, incluso, la tele. Porque, admitámoslo, con sólo dos cadenas es difícil no metérselo por el gaznate a toda la chavalería, y allí que nos lo tragamos. Seguro que ya tenéis en mente a lo que me estoy refiriendo, sí, probablemente estáis estéis canturreando ya… y no me refiero a Los Droides, se trata de esos pequeños y molestos mogwais sobrealimentados. Venga, si lo estáis deseando: “¡¡¡Somos los e-e-e-e-eeeeeeeeeewoks,/ y en el bosque nos encontrarás!!!” 

Pensadlo por un momento, ¿cuánto tiempo lleva Star Wars siendo una referencia? Apareciendo en conversaciones, en películas, siendo blanco de chistes o usándose sus personajes, no sólo las parodias y los miles de Vaders, también en “Antes besaría a un Wokie” o el “Te gusto porque soy un sinvergüenza”. Todo loq eu convierte una película en un “fenómeno de cultura popular” que pasa de ser un “hito” a se un “telón de fondo” asimilado por todo tipo de personas por todo el mundo.  Así que, ¿quién podría señalar la primera vez de algo que siempre ha estado ahí?

- Jonatan Sark

Hombre Lobo

Yo de "Star Wars" sólo puedo decir una cosa: de niño (obviamente nunca la vi en el cine) pensaba que Yoda y ET venían del mismo planeta. Cuando, mucho tiempo después, vi a aquellos extraterrestres marrones reunidos en el Concejo de Coscurant (¿se escribe así?) sin querer lo recordé.

- Ricardo Riera / Hombre Lobo

Jesse Custer

Corrían mediados de los 80. Mi padre trabajaba junto a un videoclub, que por cercanía y familiaridad le dejaban coger 7-8 películas cada fin de semana y devolverlas cuando ya la había visto todas. Así me tragué muchas películas y muchas sagas, incluida la de Star Wars.  Nos pasábamos los días de película en película. Cuando se acaba "Tiburón", iba "Tiburón 2", cuando devorábamos "Rambo II", poníamos rápidamente  "Rambo III", y lo mismo con los "Desaparecidos en Combate" o los "Halloween".  Y era inevitable, un día ocurrió lo que debía ocurrir: por fin llegó la Sagrada Trilogía a mi VHS de 4 cabezales. Y todo fue mágico. Tras volar la Estrella de la Muerte, llega la fiesta, las medallas y las títulos de crédito... "más, más...!!" era el principio de una adicción. Y entonces llegó la pregunta "¿Y ahora cuál viene?". La primera se llamaba entonces "La Guerra de las Galaxias" (aún no era tan famoso el tema de los "episodios"), ¿pero cuál iba a continuación?. 

Así fue como ocurrió, que la primera vez que Darth Vader dijo en mi casa "Yo... soy... tu padre", nosotros ya le habíamos visto morir y resurgir como padre modelo...

- Jesse Custer / Yume