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Helados Galácticos

Suda Sánchez

Recuerdo perfectamente mi primer contacto con La Fuerza. Debía tener unos seis años. Por aquella época, mi pasatiempo matutino preferido para los sábados era devorar galletas de chocolate tumbado en la cama mientras releía los tebeos setenteros que mis padres recopilaban entre los vecinos , revistas que heredaba de sus hijos, que ya "se habían hecho mayores", y había de todo: Mortadelos, Pulgarcitos, Conans e incluso algún Lily, un tebeo para jovencitas que incluía desde dramones románticos que no alcanzaba a entender hasta fotonovelas en blanco y negro. Precisamente por eso lo recuerdo, ¿qué coño pintaba en esa revista un anuncio de juguetes PARA CHICOS? Robots, naves espaciales, y una especie de oso con cartucheras. Imagino que la revista databa de la época de la revolución Star Wars y el merchandising inundó las publicaciones para jóvenes de ciudad.

Algo más tarde, identifiqué algo del espíritu Star Wars en una serie de televisión que un tío de mi padre grababa de televisión con su flamante vídeo beta de dos toneladas de peso. Había rayos láser, robots sospechosamente parecidos a aquellas figuritas y naves primas hermanas de las que aparecían en el anuncio. Ahora sé que se trataba de GALACTICA.

Mi primer visionado de Una Nueva Esperanza fue más tarde todavía. Otro afortunado "vecino con vídeo" (podían contarse con los dedos de una mano) tenía una cinta con la leyenda LA GUERRA DE LAS GALAXIAS garabateada en la carcasa. Le pedí verla, y entusiasmado, se ofreció a servirme de guía. Calculo que tardamos 40 minutos en verla. Saltábamos de batalla aerospacial a intervención de Vader; de chistes de robots a esgrima láser sirviéndonos del fast forward, ahorrándonos TODO LO DEMÁS.

Todo lo demás vino después, todo lo que hace apetecible en cualquier momento pasar un rato en una galaxia muy lejana. No soy un fanático de Lucas y su universo, pero cuando escucho la legendaria partitura de Williams las tripas me piden una ración de aventura, y Star Wars es una de las mayores aventuras jamás contada.

- Suda Sánchez

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